miércoles, 14 de julio de 2010

Moratinos hospeda a disidentes en albergue para sin papeles

Libertad Digital

El ministro Moratinos se ha colgado la medalla de la excarcelación de los 52 presos políticos cubanos. Quizá por eso llama la atención el albergue donde el Gobierno ha hospedado a los seis presos que han llegado este martes a España. Las habitaciones no tienen teléfono.

Moratinos no cabe en sí de gozo y lleva estos días proclamando a los cuatro vientos la excarcelación de los 52 presos políticos que ha anunciado la dictadura de los Castro después de la mediación de la Iglesia Católica en la isla.

El ministro de Exteriores se ha colgado unas medallas que no le correspondían, máxime cuando la excarcelación para estos primeros seis presos políticos ha supuesto su destierro, tal y como ha denunciado la disidencia en España.

Pero puestos a colgarse medallas y a asumir este gesto "propagandístico" de la dictadura de los hermanos Castro como propio, Moratinos podría haber procurado a los cubanos un hotel con mayores comodidades.

Según ha podido saber Libertad Digital, los recién excarcelados se encuentran en un modesto albergue para inmigrantes sin poder adquisitivo. De hecho, nos ha sido imposible hablar con ellos porque no disponen de teléfono en la habitación.

El propio albergue revela que su objetivo es dar una "respuesta digna, funcional y económica al alojamiento", ser un lugar de "tránsito y puerta de acceso a la integración social". Se define como "un lugar plural y de convivencia" y un "foro de culturas, razas, religiones..."

Es un lugar digno, pero muy modesto. Las habitaciones no tienen teléfono ni baño propio. Eso sí, según señalan en su web, todas ellas cuentan con ventanas al exterior. Todo por 14 euros la noche.

Información adicional relacionada:

Disidentes cubanos en España afrontan futuro incierto - El Nuevo Herald 

Fueron alojados en un hotel de las afueras de Madrid, en el corazón de un barrio obrero sin rastro de la bulliciosa vida de la capital española. Ni comercios, ni tiendas alrededor. En habitaciones de tres y cuatro camas recalentadas por el sol del verano y un baño compartido con apenas dos duchas en cada planta.

"Me siento un poco extraño", dijo en una entrevista exclusiva con la AP Lester González, uno de los siete disidentes. "Ya nos explicaron que estaríamos sólo tres días aquí. Es un poco incómodo".

El gobierno español, en colaboración con la Cruz Roja y otras organizaciones sociales, se encargó de gestionar el alojamiento del grupo y sus familiares, unos 35 en total, según explicó Elena Larrinaga, presidenta de la Federación Española de Asociaciaciones Cubanas.

"El cambio es brusco; estamos un poco nerviosos, un poco alterados", reconoció a la AP Omar Ruiz, otro de los disidentes liberados. "Estoy un poco sorprendido con el hotel. Sólo hay un baño. No es fácil, pero es mejor que la cárcel".

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