miércoles, 23 de junio de 2010

Darsi Ferrer concede entrevista a Radio Nederland

En entrevista exclusiva con Radio Nederland, el disidente cubano Darsi Ferrer habla sobre su puesta en libertad y sobre el “infierno dantesco” de las cárceles de su país.

Darsi Ferrer es considerado prisionero de conciencia por Amnistía Internacional. Horas atrás salió de la cárcel en régimen de arresto domiciliario tras permanecer encarcelado once meses en prisión preventiva.


 Para escuchar la entrevista





Transcripción:

Pablo Gámez: Usted acaba de recuperar la libertad tras once meses confinado en condiciones deplorables. ¿ Puede describirme en qué condiciones tuvo que vivir durante este tiempo ?

Darsi Ferrer: El sistema carcelario cubano tiene condiciones de reclusión infrahumanas. Hay en las prisiones un gran hacinamiento, los reclusos tienen menos de medio metro de espacio carcelario para convivir. Las galeras donde son confinados los presos están abarrotadas de personas. Hay muchos presos que tienen que dormir en el suelo, porque las camas no alcanzan para todos. La alimentación es totalmente pésima, escasa, sin valor nutritivo prácticamente. Sólo dan un pedacito de pollo dos veces al mes, proteína que consiste en un pedacito de pollo, el resto es nada. No hay prácticamente asistencia médica, no se le brinda atención a los reclusos. Yo estuve en una prisión que alberga a dos mil reclusos, una prisión de mayor rigor en la periferia de La Habana, a pesar de que hay allí seis o siete médicos emplantillados, no hay un solo equipo para hacer un a hemoglobina, una atención a los diabéticos, es una situación muy difícil para cualquier enfermo atenderse la salud y que un recluso sano no termine adquiriendo enfermedades nutricionales, por estrés, hipertensión. Hay una gran violencia que genera todas estas pésimas condiciones. Todas las semanas hay hechos de sangre, recluyen junto a la población de reos a enfermos, enajenados mentales. He conocido ciegos en la prisión, inválidos, y todos los presos están bajo un trato de los militares inhumano, degradante, que todo el tiempo tratan de acabar con la dignidad de los reclusos. Las prisiones no permiten la entrada de religiosos, ni de asistencia médica, son servicios que no existen. Las golpizas por parte de muchos militares, no de todos, es frecuente. Los reclusos viven en total estado de indefensión. A nadie le interesa cuando una partida de ocho o diez militares la emprenden a golpes hasta dejar desmayado a un recluso, después los recogen y los tiran a los calabozos de dos metros de ancho y 2,5 de largo, allí los encierran durante varios días… la falta de higiene de las prisiones es total, hay muchos vectores de enfermedades infeccionas que originan serias complicaciones de salud y epidemias.
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PG: ¿ La puesta ahora de vd. en libertad hay que entenderla en el contexto de las conversaciones y mediación que realiza la Iglesia Católica con el régimen cubano?

DF: No creo que mi caso tenga una relación directa con las conversaciones de la Iglesia. Yo estaba once meses recluido como preso y en condiciones infrahumanas e injustas, y acusado de delito común, aunque todo el mundo sabe que se trata de un castigo por mi pensamiento político. Es decir, no he cometido delito alguno y se me tuvo preso de manera provisional y he tenido que esperar once meses para que se me hiciera juicio, a pesar de estar acusado de delitos menores. Me sacan ahora de la prisión porque no había justificación ni para haberme llevado un minuto a la prisión. A pesar de la poca información de que disponía, conocí de otros casos en la prisión de compañeros que estaban siendo trasladados, excarcelación de otros presos políticos gracias a la mediación de la Iglesia, ellos también lograron acabar con los actos de repudio contra las Damas de Blanco. Todo esto lo veo muy bien. Sí, ojalá que no terminen allí los resultados. Soy de los que piensa que no solo la Iglesia, sino también como lo ha estado haciendo la Comunidad Europea y los gobiernos latinoamericanos, el propio gobierno americano, es decir, todos los que tengan un peso político y que puedan ayudar al pueblo cubano lo veo muy bien, porque es muy difícil la situación desesperada que se está viviendo en el pueblo cubano ante el fracaso de este modelo y régimen que se basa exclusivamente en el incremento de la represión a niveles insostenibles y que genera una desesperanza y una necesidad de cambio y de reforma en el pueblo, un pueblo que sobrevive a duras penas. Las cárceles están llenas de personas que sólo querían ayudar y pretendido alimentar a sus familias.

PG: Usted tuvo que verse obligado a utilizar como otros el recurso de la huelga de hambre como última posibilidad para demandar justicia y atención médica. ¿ Cuáles han sido las consecuencias personales ?

DF: Sí, es algo muy frecuente ante indefensa nuestra y las constantes violaciones de todo tipo de derecho y legalidad existente en el país. No solo yo, sino que es algo muy frecuente en las prisiones cubanas. La desesperación nos obliga a estas medidas, tratando dentro de la insensibilidad de los gobernantes del país, de ver cómo resolvemos lo mínimo de atención médica, por ejemplo, en mi caso. Cuando salí de Valle Grande, en los calabozos de la prisión quedaron cuatro reclusos que están con un gran deterioro de salud porque llevan ya cerca de doce o trece días en huelga de hambre, uno de ellos se llama Osvaldo Sardía. La respuesta de los militares ante este tipo de medidas se traduce en represión. Nos envían a los peores calabozos y se les corta hasta el agua. Algo que me aplicaron a mí luego de yo estar 17 días en huelga de hambre. A esa altura me llevaron a los calabozos de castigo, y me tuvieron un día entero sin ponerme agua, lo que me provocó un serio deterioro.

PG: ¿Puede referirse más a los cuatro presos que usted ha mencionado y que se encuentran en huelga de hambre?

DF: A los cuatro los conocí de forma directa, pero más me acerqué a un joven negro, humilde, que se llama Osvaldo Sardía, que estaba en la misma galera donde yo estaba confinado. Da la casualidad que Osvaldo es familiar de un militar que cuando el gobierno de Batista, después del asalto, le salvó la vida a Fidel Castro cuando quisieron matarlo físicamente cuando fue apresado. Lo hizo por honor aquel militar. Este pariente, que hoy está en peligro de muerte por su huelga de hambre, lo que está reclamando es que su proceso sea investigado, porque cuando fue detenido los militares corruptos le pidieron una cantidad de dinero para dejarlo libre. Él está pidiendo que esto se investigue, la corrupción de esos militares que le pidieron dos mil dólares para dejarlo en libertad. Él se negó a obedecer y simplemente lo enviaron a la prisión, y allí está desesperado, sin que ninguna autoridad del gobierno se interese en la denuncia que hizo. Es un reflejo de la situación de los estas personas en huelga de hambre y en peligro de morir. Lo que tienen frente a ellos es la insensibilidad de las autoridades cubanas, a quienes les interesa que las personas se desgasten, se destruyan y tengan consecuencias nefastas en su salud. Las huelgas de hambre me dejaron anemia, los nervios destruidos, muy deteriorado.

PG: ¿Qué va a pasar ahora con Vd. ahora que ha recuperado la libertad?

DF: Estoy con mi familia y en una gran alegría con mi esposa, mi madre, mis hijas. Poder seguir y continuar con mi labor independiente a favor del pueblo cubano. Esta alegría la acompañado de un gran pesar por haber conocido el mundo dantesco que viven miles de cubanos en las prisiones, y entre ellos cientos de presos políticos que injustamente presos por su opinión política. Simplemente la prisión lo que ha reforzado son mis energías, el compromiso que tengo por luchar por la libertad del pueblo cubano, por los derechos para que sean garantizados y respetados a los cubanos. Es simplemente mayor mi disposición a seguir luchando por las soluciones necesarias que urgen en Cuba para que el pueblo pueda vivir decorosamente sus libertades y derechos.

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