Impagos entre empresas estatales desbancan el erario y condenan al pueblo a la pobreza
Por Pablo Morales Marchán*
Cadenas de impagos entre empresas estatales
en manos del clan Castro desbancan el erario y encadenan más al pueblo cubano
en la extrema pobreza.
Esa ha sido una práctica habitual desde el fallecimiento
de Fidel Castro Ruz, quien al inicio de una de sus maratónicas campañas de
última hora robaba el dinero público que generaban las empresas estatales que
eran objeto de sus saqueos personales para sus caprichos de última hora. Esa
era su práctica consuetudinaria: de manera no planificada y sin contar con nadie,
se ponía a reconstruir o construir escuelas, policlínicos, círculos infantiles
y hasta actos políticos como las conocidas tribunas antiimperialistas del
pueblo cubano que se realizaban todos los sábados y en cualquier rincón del
país por muy adentrado que estuviera en la campiña cubana.
La logística de toda esa parafernalia costaba
millones incluyendo cobertura total en los medios oficialistas de difusión
masiva de alcance nacional. Esa práctica ocurría a todos los niveles de
dirección en el país. Recuerdo a Carlos Alberto Salsamendi, otrora Presidente
de la Cámara de Comercio de la República de Cuba, cuando una de las tantas
veces fue al Banco de Inversión y Comercio, Sociedad Anónima (BICSA) en 20 de Mayo
y Ayestarán, en el municipio capitalino del Cerro, donde extrajo 27 mil dólares
estadounidenses de una de las cuentas de la Cámara de Comercio de Cuba para
enviarle ese dinero a un agente de la Seguridad del Estado cubana infiltrado en
España como empresario y necesitaba crear una empresa pantalla para lavar
activos y hacer tráfico de influencias en la comunidad política española en
aquel entonces. Yo era en ese momento un empleado de la Cámara de Comercio que
se me pidió que acompañara como guarda valores del dinero a ese funcionario.
Por tal motivo las empresas cubanas no
cumplen con sus planes y no son rentables entre otras muchas más razones. Al no
pagar a otras empresas estatales por la distribución de sus productos y servicios
o no pagar por la materia prima se paralizan los encadenamientos productivos y
caen en déficit (números rojos, en bancarrota o en incumplimiento de planes previstos.
Otra de las malas prácticas del castro comunismo es forzar planes de ventas a
la empleomanía estatal so pena de ser despedidos. Si no cumplen el plan diario de ventas tienen
que ponerlo de su dinero con la consabida estafa al consumidor final que es el
pueblo cubano con precios alterados con respecto a los precios oficiales y
desatención y maltrato al consumidor, no importa si el bien o el servicio se
presta en moneda nacional o en divisas.
* Pablo Morales Marchán
Prensa e Información
Partido Unión por Cuba Libre