domingo, 14 de noviembre de 2010

¿Cuál es el juego de la naciente “disidencia de línea blanda”?

Por Mercedes García / Bitácora Cubana

Durante los últimos meses hemos visto con preocupación la tendencia de algunos grupos opositores al régimen cubano de alinearse dentro de lo que ellos llaman “una nueva etapa en la disidencia cubana”. Esta “nueva tendencia”, según sus propulsores,  pretende ser un enlace entre el pueblo y  la Asamblea del Poder Popular, estrategia ésta que no es nueva y que ha probado ser un fracaso cuando ha sido puesta en práctica por otros grupos disidentes.

La “naciente tendencia”  se basa en los supuestos “cambios” que, según ellos, ha realizado recientemente el régimen castrista en términos de la liberación de presos políticos y la “participación” de la Iglesia Católica cubana en ese proceso, la no encarcelación de nuevos disidentes por su lucha cívica y la intención del gobierno de realizar cambios económicos de forma inmediata.

Lamentable y desafortunadamente, no creo que a estas alturas ningún opositor que se precie de serlo pueda continuar confiando en la supuesta “nueva tendencia de cambio” del régimen castrista, así como de su “buena fe” para con el pueblo, los presos políticos, ni para con los disidentes y opositores pacíficos cubanos.  

Por supuesto que se entiende el “cansancio” inherente a tantos años de difícil lucha y la necesidad física y psicológica de todos los cubanos por divisar aunque sea una pequeña luz al final del largo túnel por el que hemos caminado a partir del triunfo de la revolución en nuestra patria. Pero igualmente alertamos ante los peligros de creer en cuentos de hadas, promesas vanas y/o estrategias desesperadas del régimen castrista con el único propósito de perpetuarse en el poder. Hasta el momento, la realidad ha sido que ninguna de las promesas se han materializado, las mentiras han continuado y la represión en contra de disidentes y opositores se ha recrudecido en vez de desaparecer o simplemente menguar. 

El pasado 7 de noviembre de 2010 se cumplió el plazo dado por Raúl Castro para liberar a los presos políticos cubanos y, como es de conocimiento público, el régimen ha incumplido sus promesas sin ofrecer excusas ni explicaciones ninguna. Aún permanecen encarcelados 13 presos de la llamada Causa de los 75 que estaban supuestos a salir en libertad. Estos permanecen aún tras las rejas por haber expresado su decisión de quedarse en Cuba y por tanto, su negativa a ser desterrados. Los que tuvieron la “suerte” de ser puestos en libertad, fueron sacados de Cuba y deportados hacia España, a través de un operativo en el cual se les violaron todos sus derechos y fueron lanzados a un limbo jurídico en España donde, hasta el momento, no se le han cumplido las famosas “promesas” del otrora ministro de Asuntos Exteriores y de Cooperación español, Miguel Ángel Moratinos.

Finalmente, tampoco deben existir dudas sobre el resultado final de los propuestos cambios económicos y sociales. Estos, llegarán tarde o temprano al mismo destino a que han llegado durante los pasados años todas y cada una de las “estrategias” castristas: al más absoluto de los fracasos.

Esto último se puede deducir claramente al escudriñar un poco el contenido del documento conocido como Lineamientos de la Política Económica y Social redactado recientemente para ser discutido en el marco del VI Congreso del Partido Comunista de Cuba. Las promesas resultan vanas, las reformas utópicas y cosméticas. La aceptación de fracaso por parte del régimen castrista brilla por su ausencia, pero sin embargo, lo que sí se hace evidente en el documento es que el régimen hace responsable al pueblo cubano de todos los males y fracasos, y exige aún más sacrificios de su parte.

Nunca me han gustado las posiciones extremas con respecto a la lucha por la libertad de Cuba y siempre he reconocido que los que luchan desde dentro de la isla llevan la peor parte. Igualmente, reconozco el derecho que todos tienen para adoptar la línea de lucha que deseen; pero, justificar la misma en cambios por parte del régimen que no han ocurrido francamente me parece una gran falta de respeto para los que aún permanecen encarcelados, para los que aún son victimas de los terribles actos de repudio protagonizados por las fuerzas represivas a las órdenes de los hermanos Castro y de las brutales golpizas que estos han propinado recientemente a los opositores pacíficos. Una falta de respeto hacia los próximos que irán a parar a las cárceles, según las propias amenazas del régimen y sobre todo, una gran falta de respeto para ese sufrido pueblo cubano que día a día se sume más en las carencias, la desesperanza y la opresión.  

El régimen castrista y su incondicional Asamblea del Poder Popular no son la solución, mas bien son el problema.

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